Laideliz Herrera Laza

La desnudez de mis pies

 

Escribo poemas con zapatos rotos,
la marca del polvo en el suelo plantada.
El alma rota también escribe
sus poemas, sin zapatos, por necesidad.

Si no escribiera poemas con zapatos rotos, escribiría tal vez de la noche que me abruma,
de estrellas que atormentan a poetas
que escriben con zapatos recién comprados.

Si escribiera poemas con el alma cocida,
con zapatos ajenos, con zapatos intactos,
con la luz de la mañana saboreando mi piel.
Podría escribir poemas en la noche más absurda,
recitar con el viento en la cara,
que no necesito escribir poemas
con zapatos rotos, ni sanos,
ni ser poeta de esencias aromáticas,
solo escribir poemas con el hambre,
y mis costillas desnudas igual a mis pies.

Preferiría entonces para saciar la mente
no escribir poemas descalza,
ni con zapatos rotos,
ni clamando las monedas que no llegaré a tener,
ni librarme del hambre,
ni de las penas,
ni escribir del alba, de los amaneceres,
emprender en la vida
el camino que nos lleva
a no comprar zapatos rotos
para escribir un poema
si no a rompernos la vida
para no tener zapatos rotos
aunque también se pueda escribir
un poema descalzo.