Yo no voy a auxiliarte
ni tampoco a romperte
no seré tu bastón de apoyo,
firmaré las paces con mi angustia,
antes que desocupar mi habitación.
Yo no seré tu hombro, ni tu omóplato,
ni tus vértebras consentidas, seré
más bien, propietario ausente
de tus besos, trenza que gira loca,
entre los vaivenes de los trenes.
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