Testifico, con todo mi amor, y nada más que mi amor,
que tus besos, que parecían tan indefensos y desabrigados,
Irrumpieron en mi boca, sin mi beneplácito consentimiento,
Haciendo múltiples estragos, que terminaron gustándome.
Las cámaras de mis ojos, son testigo, de semejante placer.
Aprovechando, la belleza y carnosidad de tus labios, penetraste,
Calladamente, utilizando tu diestra lengua, para irrumpir en mi boca.
Sagazmente, enredaste, tu lengua con la mía.
Reduciéndola, a los más, placenteros deseos.
Ahora para su tranquilidad, mis labios, piden justicia.
Solicitan, detención inmediata, de todos tus miembros.
Con beneficio inmediato, de mil besos, apasionados…
…de por vida.