Yo no soy esa que reflejo
en mis poemas,
no hago hechizos de amor,
ni uso magia para amarrar un corazón.
Mis encantos se marcharon con los días,
el tiempo me robó mis ilusiones,
mi corazón renunció a ser amado.
Me emociona sentirte encandilado,
con mis ardientes versos
y mi supuesta alegría,
por creer que todavía soy, más que mujer, toda una hembra.
Pero ya, yo no soy esa.
Aún puedo excitarme, quizás, con tus caricias,
o volar hasta el cielo con tus besos,
pero no sueñes ¡no!,
que no soy esa.
Los años me robaron mis pasiones,
los sueños se me hicieron pesadillas,
mi primavera la cambié por los inviernos,
y escondo en mi sonrisa,
el desvarío.
La soledad se adueñó de mis rutinas,
y ya no soy esa que reflejo en mi poesía.