Parecía dormido el destino;
!ebrio en su latitud al despertar¡
sin embargo, movió el sepulcro
que como a Lázaro, me hizo resucitar..
Remando a orillas del río,
despechado de la blanca mar,
puse rumbo a ese destino
preparado para amar.
Exhausto por la desesperanza
mi nado quiso desfallecer,
pero fue el recuerdo de tu voz
quien me hizo permanecer.
Fueron tus ojos, fue tu bondad,
tal vez tu forma de ser;
pero ahora despierto y vivo,
seguro estoy de vencer..
Después de todo, si no estás,
!qué sentido tiene vivir¡
prefiero no ser Lázaro
y como el mismo Cristo morir.
Yo, sé que tú eres real..
da igual si no puedes venir,
yo te haré llegar mi corazón
para que sientas su latir.