«El instinto erótico pertenece a la naturaleza original del hombre. Está relacionado con la más alta forma de espíritu».
—Carl G. Jung—
Y entré...
Sentí su mirada indiferente... sólo el brillo de sus ojos le delataba...
Alcé el pelo con las manos, el movimiento le ofreció una clara visión de mis senos palpitantes, desvió la vista y me dió la espalda.
Un instinto salvaje me estremeció y como tarántula me aferré a su revés... Fué el detonante que esperaba, sobraron manos, bocas, piernas, un volcán en erupción nos aconteció, se esfumaron los pensamientos, sólo obedecían a la pasión de la entrega... Nada más importaba... Cuerpos en estado primitivo, sin dudas, ni desdén... Se descongeló la apatía de los seres vehementes.
En un mundo donde existe el tiempo, nada puede volver atrás, tan sólo un pequeño resquicio entre la risa y el llanto, entre desapego y ardor.
Fuimos presas de los anhelos fervientes, totalmente enajenados... Nada más acontecía ni importaba...
El manto estrellado nos sorprendió...
Es tarde pensé ;
—Haré café - me dijo, no respondí y encendí un cigarrillo, le miré seria.
— Comenzó a llover - fué lo último que escuché, mientras salía a la cocina, yo callaba, miraba con parsimonia las volutas de humo que se difuminaban.
Al quedarme sola en la habitación regresan las interrogantes y la cobardía.... Me ahogan...
Apresurada tomo mi maltrecha ropa, camino hacia el baño y en un santiamén estoy lista ,salgo sin despedirme, no puedo.. ahora no puedo hacerlo, necesito la lluvia..
Ya fuera.. la noche es clara .. Ofrezco mi cara a la inmensidad, que se refresca, ocultan y disimulan las lágrimas furtivas... Y así permanezco por un largo espacio, sin aclarar mis ideas, tengo tanto lastre aún...
Dejó de llover y un pícaro rayo de Luna juega con mi piel me hace vibrar y le recuerdo...
Vuelvo a desandar mis pasos y corro a él...
Después de la alocada carrera .. al llegar ante la puerta, ¿cerrada?...
Oh no, recordé, que en la prisa, le dejé entreabierta...
Aún estaba mojada por la lluvia, me estremecí, la noche refrescaba, con sigilo abrí la puerta y entré.
Estaba sentado frente a la pantalla absorto por el frenesí del teclado... No me sintió, alli quedé en silencio, envuelta en la penumbra de la luz mortecina.
Estaba anclada en el lugar, no quería interrumpirle, sólo sentía el retumbar de su corazón en violentos latidos y pulsaciones por todo el cuerpo.
Fué haciéndose una oscuridad absoluta, se detuvo el teclado y en medio del silencio, se escuchó un suspiro...
—Regresé - le dije, él no contestó pero en las sombras se dibujaba su esperanza.
— ¿ Estás mojada?, ¿Tomarás Café? - me pregunta ;
— Si y No - le respondí y sonreí,
— Tomaré una ducha, si te parece bien -no esperé su respuesta, con andar ondulante, muy lentamente me encaminé al cuarto de baño, mientras iba desperdigando la ropa por la habitación...
Al llegar a la puerta estaba completamente desnuda, me detuve, y con la mirada encendida ... de fuego, voltee la cabeza por encima del hombro y le miré , en franca y seductora invitación...
Penetré dejando la puerta abierta, otra señal , descorrí la cortina azul y abrí el grifo...
El agua , fuente vital me corría despertando los sentidos... con la boca entreabierta absorbía las pequeñas gotas...
No le sentí , solo su boca ansiosa ,posesa,airada, robando besos , devorando sin piedad, pasión desatada, de amantes insaciables , en fervientes ansias, consumiendo deseo, anhelos, locura...
el agua corriendo entre los dos como testigo mudo, de la erupción desatada...
Con la miel alimentando insaciables anhelos, reprimidos por largo tiempo...
Él devorando soledades, silencios, frustraciones..
Yo...gloriosa cuál amazona, él corcel galopante, cópula desenfrenada , susurros, gritos, alaridos., embriagados completamente ...
Desnudando el tiempo, la distancia, los sueños, aferrándose a una realidad efímera...
¿ O no? ¿ Quién lo sabe?
Yazmín González Guirado
La Habana Cuba
Meigajaz
🖤
«Fai vibrare il centro del mio corpo, le tue carezze illuminano la mia pelle e il tuo sguardo dice alla mia anima il desiderio che tu sia mia... Non ti resisterò, perché il modo migliore per liberarsi dalle tentazioni e dai peccati è cadere in loro e viverli al massimo.»