Miro al cielo
y te veo,
distante, frío
como el ocaso de mis ojos.
Observo el mar
y estas presente,
ruidoso y sereno,
vas y vienes.
Busco el sol
y encuentro tu mirar,
radiante y cegador,
más cegador que radiante.
Pregunto, cuestiono,
pero no hay lugar que no te mencione,
y por más que intente
vuelvo al junco.