Golfo de Vizcaya! Como te odio cuando me vacilas con tus Nortes... Conozco todas tus artimañas y ni con todo el magnífico espectáculo, de divina inundación de amanecer, que por mi costado de estribor, tu bahía ofrece... me puedes engañar; no me emocionas, ni eres bonito, no te encuentro ningún sentido... Me diriges rumbo al nada verdadero.
Con tus vientos se abren grises horizontes de sueños abandonados por la popa, brumas de soledad de un Junio de verano mas propio de Febrero y...¿sabes lo que pienso de tí? que no eres más que... una botella de Mar de Frades con U mayúscula intercalada, infinitud de fosas abisales submarinas inundadas por océanos de ilusiones arrojadas por la borda.
¡Golfo de Vizcaya! Sal de mis miedos, muestra tu mejor paisaje e inunda tu bahía con un infinito e inmenso amanecer. Ofrece en tu horizonte una demora del Sol por mi costado de babor, así como una altura instrumental, que a buen tiempo universal, con declinación y horario en el lugar, sin duda hallaré verdaderas.
Con ángulo en el polo y a medio día solar, si me ofreces en gracia encontrarme de nuevo, aunque solo sea por alturas y acimuts de buena estima... Yo dirigiré mi barco rumbo al Sur hacia buen puerto y si te prometo que esto, será verdadero.
Si puedes ofrecerme algo más, te pediría... que no me vaciles con tus Sures y a cambio yo te aseguro, la euforia de un millón de secretos al cielo que echar a volar, una luna desnuda para regalar, mil alturas de estrellas que bajar y siempre enfilar mi proa hacia horizontes de felicidad y color esperanza, amor, ilusión, sueño, vida y libertad.
Aitor Duarte Fernández