Ella era todo amor,
Su cuerpo, su mirada, su voz,
Solo desprendía amor…
Sin ella saberlo,
Lo uso como arma para hechizarme…
Un amor tan fuerte y embriagador
Que logró hacerme olvidar
Aquel dolor que parecía que me acompañaría por toda la vida…
Me hizo olvidar aquellos ojos
Que se habían clavado en mi corazón
Con un puñal envenenado de solitaria eternidad.
Aquel hechizo fue una ensoñación,
Restauro toda mi esperanza perdida.
Me atrapó con la guardia baja
Haciendome pagar las consecuencias.
Aquel hechizo debía ser una venda para mi desamor.
Y se convirtió en una maldición
En forma de puñal que se clavo en mi ilusionado corazón,
Asestándole una nueva cicatriz,
Mientras ella me miraba con sus ojos indescifrables,
Retorcía el puñal asegurándose que no quedase un halo de vida en el…
Se llamaba Sonrisa,
En una lengua extranjera.
Pero yo la llamaba Salvación.
Se llevó mi último latido,
Dejé de sentir ese amor inmenso,
Lo regaló al peor postor,
Haciendo que lo que alguna vez fuimos,
Se desvaneciese careciendo de rima o verso.