Cuando los vacíos armarios de mi vida
se abren para ventilar aquellos
rastros del pasado,
surgen lo prolongado, las preguntas
desconocidas,
si sobre la dimensión del tiempo,
me hubiera decidido a luchar
por los amores inciertos,
sobre los retratos evaporados;
evaporados, sueños
prendidos en llamás...
y el pensamiento inevitable
en su existencia, que al deseo
nuestra ceniza, nuestro inmortal
brillante, pudo haber sido maravilloso
como lo recuerdo.