Su aliento al aproximarse agita mi pecho
hay un diapasón alocado amenazando salir
en instantes mi piel se estremece
con el fragor de mi sangre al bullir
los volcanes al unísono eruptan
Sus brazos alrededor de mi físico
producen una reacción en cadena
en su epicentro convergen gemidos
la vorágine embota todo sentido
de pudor, de complejos ya nada queda
solo ansias de complacerlo y gozar
subir a las nubes que el sol despertando en mi
de arrebol y diamantina las viste
mil aves canoras y uno que otro arlequín
a tal espectáculo asisten
tal vez en en marte o acaso más lejos
se escuche el eco de ese amor el rumor
que en éste mundo decadente y herido
los amantes sinceros no conocen de frenos
se aman, se entregan, se crecen y funden
como el cuarzo en las entrañas de la tierra escondido