Tu cristalina voz, bella criatura,
la escucho como una canción,
más basta aún que mi partitura,
alimento diario para mi pasión.
Eres sin duda como ninfa marina,
me atraes con la dulzura de tu canto,
mas sin tí, loco me desespero,
hay veces que te siento mía,
y otras me haces derramar amargo llanto.
Tu hermoso canto de sirena,
desquicia placenteramente mis sentidos.
Se por mi que eres mujer buena,
escucha atenta por favor mis latidos.
Te quiero en noches de luna llena,
que importa que no lleves vestido,
Sin querer me causas penas,
aunque estés aquí y conmigo.
En mi alma no hay reproches,
de es Dios ha de ser testigo,
aún te amo en los días y en las noches,
hoy y siempre quiero estar contigo.
Javier Pimentel Juárez
Fresnillo Zac.
25/11/21