¡Mar del Norte! Como odio cuando me vacilas con Nordeste.
Por tu canal malamente navego a derrotero trazado, proa a ningún destino fijado, sacrificando mi durmiente con cada golpe tras golpe de mar, en contienda con tu abismo de profundidad.
Dañarme no puedes, pues... Cada uno de tus golpes de mar me recuerda, porque estoy aquí defendiendo lo mío de tu violencia y si insistes en que arroje mis sueños e ilusiones por la borda, te diré que de este alma, no beberás más y que contra mis ganas... Perderás.
¡Mar del Norte! Eres incapaz de robarme los sueños y el azote que ofreces, solo me quita el sueño, pues... Mis sueños, son demasiado pequeños si aceptas comparar tus horizontes, con las noches en vela en que por cumplirlos... Ni duermo.
Grises son tus días y ocho son las octas de estratocumulos que día tras día, el Sol no me dejan ver, pero... Esta noche, en presente de una octa visible de cielo, a tu horizonte bajaré dos de mis estrellas y en latitud por la polar y la Luna como astro desconocido, bisectrices habré de dibujar para en sus intersecciones... Encontrarme de nuevo.
¡Mar del Norte! Maltrecha navega mi proa, rumbo norte hacia tu puerto del olvido, pero... Mi alma con rumbo sur, nadando se beneficia a capa corrida de la furia de tus olas... Y estimo, que a esta velocidad verdadera y a la suma de tu abatimiento, buena será la velocidad efectiva y la hora local de arribada... Porvenir en tiempo del destino.
A mi compás de esperanza yo navego y mi cuaderno de bitácora es el alfa y el omega. Anotaciones del alma a un nivel superior de las pretensiones del embiste de tus olas, pues... Mi pabellón de libertad a la capa del amor, es corredera de la paz y el consumo de la euforia de mis ganas. Arte del buen navegar... Rumbo a enfilaciones de fortuna y horizontes de grandeza.
¡Mar del Norte! Como odio cuando me vacilas con Nordeste!
Aitor Duarte Fernández