Escuchando el eco del silencio,
en la noche eterna, que perdura,
produciendo al alma, una hendidura,
con dolor cercano, que evidencio.
Y en la noche nunca diferencio,
el cantar del grillo, con locura,
escuchando el eco, del silencio,
en la noche eterna, que perdura.
Y al sentir el eco, yo sentencio:
que el silencio, mi atención captura,
¡Pero cuánta, cuánta boca dura,
enfrente de mis ojos, presencio,
escuchando el eco del silencio!