Son tan viejos mis recuerdos
que no me alegra evocarlos,
pasaron tantos inviernos
y lograron socavarlos.
Y aquellos que tristes fueron,
por el tiempo o por costumbre,
también callaron su lumbre
y de mis penas partieron.
Soy un ente inconmovible
sin sentimiento en mi ser,
soy un objeto invisible
sin congojas ni placer.
Soy un alma desgastada
que poco ya puede hacer,
una vida despistada
sin cuerda en el carretel.
Jorge Horacio Richino
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