Hoy vienes despacito a mí...
Con los pasos contados, descalza, al descampado,
con tu orquídea más blanca, entera entre las manos
y con todos tus linderos ya desprovistos de palabras.
Se te vienen cayendo las horas como las hojas
con las que el destino anda queriendo vestirte de ayer.
Vienes solapada e inmersa de ganas a tu viaje inverso,
prometida y salvaje. Eres un verso de luz en la intemperie.
Esas jornadas tuyas de soles y de lunas blancas sin términos,
tanto estar sola y a solas con todos los temores a cuestas.
Ahora te deslizas como la vieja apuesta del amor contra la tristeza.
Te miro y amo tu triunfo sobre esa senda angosta que nos separa.
El viento viene de festejar en los campos y se hace música en la espera.
Las migajas extrañas del amor por aquí andan locas y sueltas.
La alegría fulminante se presenta y así de pronto, se subleva
y ya a punto de llegar, empapada con tus versos transitorios,
tú me entregas la antorcha (tu antorcha)
con la que antes marcabas todas tus distancias...