Ramón Bonachí

A un olmo seco (Liras)


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Pobre de mí, nací
a la vera de un río sin historia, 
cuyo nombre aprendí 
porque un poco de gloria
retuve,  por ventura, en la  memoria.
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Crecí con tanta ganas, 
que llené la rivera de sombrío,
con las hojas tempranas 
no me importaba el frío,
ni que el agua corriera por el río. 
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Benditos los momentos  
que pude disfrutar a gran altura, 
con las nubes, los vientos,  
y toda esa frescura
que atesora la fuerza  mientras dura. 
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Los ocres y  dorados 
del otoño, añoraban el revuelo 
de momentos pasados ,  
¿y cuál  fue el desconsuelo?...
ver hojas amarillas en  el suelo.
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El invierno es tan largo 
cuando los huesos quedan al desnudó 
que lo dulce, es amargo, 
y lo amargo un grito mudo 
que suele producir dolor agudo.
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Ay! de mi, nada y poco
queda,  de aquel primor de árbol que fuera, 
ya no quedan tampoco 
más hojas a la espera,  
solo carcoma hurgando en la madera 
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Apenas se quien soy
ya viejo no me aguanto dignamente 
soltando ramas voy 
y bajando la frente
a la vera del rio sin presente.
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Fotografía y poema : Ramón Bonachi