Se ha gastado
la tinta de mi bolígrafo,
escribiendo las mentiras
que imagino en mi silencio.
Llego a ilusionarme
con los motivos que tendría
para no truncar mi risa,
desobediencia del condenado,
flojera del verdugo al levantar el hacha
y cortar las ramas que caerán
sobre su cabeza.
Nuevo estilo
para no llevar el cargo
sobre la conciencia,
para no escuchar
el crujir de los huesos
en las póstumas pesadillas.
Nuevo estilo
para no sentirse
asesino.