Nacen los versos
tristes...
del diván del absurdo
y de la noche,
donde surgen...
heridas sin misterio,
desnudas ellas...
de cualquier clase
de reproche,
ya la luna...
reclama su epifanía,
y entre silencios...
nacen ausentes
y apenas breves,
cien mil besos...
sin labio que los llore.