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**~Novela Corta - Llanto sin Lágrimas - Parte I~**

La vida de Margaret no fue muy buena en su totalidad, desde niña tuvo problemas psiquiátricos, desde que su madre muere por causa del alcohol. Cuando, de repente, fue esquizofrénica y bipolar, con una psicosis extrema en su cabeza. Y Margaret intentó suicidarse varias veces en su vida, pues, su alma estaba fría como el mismo hielo y sin sentido. No tenía manera de ver el reflejo del sol en alguna parte de su propio mundo. Cuando en su alma estaba álgida y devastada por el frío invernal que pasaba en el tiempo sin amor, sin nadie y sin poder vivir. Todo porque en el instante en que fue ultimada, y violada por la vida, aunque en realidad era falso en la vida, solamente ella, no creyó en ser salvada ni por amor del abismo frío del precipicio del suicidio. Y todo en el alma le bastó en ser fríamente desértica como en el alma un frío común. Y ella tomó una daga una noche clandestina sin sol en su alma ni en sus ojos, y llorando a lágrima viva, dijo para sí, -“el deseo se hace vivo cuando quieres morir con llanto sin lágrimas”-, cuando se acercó a la ventana y vió al cielo oscuro y lleno de brumas espesas y esparcidas con las nubes abiertas, cuando en el silencio se abasteció el alma de deseos nuevos, queriendo amarrar a su alma al demostrar la mala esencia cuando su alma olía a rosas marchitas. Si su alma sólo quería demostrar su virtud, pero, la esencia de Margaret se vió atemorizada de un dolor intransigente, dolorido, y sin más penas que el mismo sufrimiento en su alma, muy dentro, ¡sí, adentro!. Cuando se suicida de tal manera en que la daga quedó llena de sangre y con un dolor sin compasión. Su cuerpo quedó como un terrible fantasma divagando en el tiempo y más en ese hogar con llanto sin lágrimas. Y quedó allí varada viendo como se lleva su cuerpo a la morgue y cómo el fiscal hace la orden de levantamiento del cuerpo. Y se dijo para sí, -“ése cuerpo es mío, ¿a dónde se lo llevan lejos de mí?”-. Y murió su cuerpo, pues, en el alma se sintió como el paisaje volando lejos de allí. Y quedó como un fantasma rico, transparente y translúcido, si todo le traspasa hasta sus lágrimas y quedó como un fantasma con llanto, pero, sin lágrimas. Porque cuando se arrepiente de todo se siente incapaz de llorar, quedó sin lágrimas y no podía llorar como en vida. Y se detuvo el tiempo, y su corazón y aquella sangre en plétora abundante se secó en sus vestidos. Cuando la verdad se encerró muy dentro de ella la mala situación en que ella vive desde que se había suicidado y con una daga tan mortal como letal. Cuando realmente se electrizó la forma de ver el cielo y ni así lo pudo ver, yá sus ojos se hallaban en el más allá. Buscó la salida, trató de sacar un cuchillo de la mesa y ni así no lo pudo atrapar entre sus manos. Y Margart se vió atemorizada de espantos, de miedos y de pavores y sin tan siquiera sospechar de que yá era un cruel y débil fantasma, en el cual, yá estaba atrapada. Si Margaret estaba enterada de todo, de que sí se había suicidado de tal manera y forma en que su cuerpo yá se lo había llevado la morgue. Cuando, de repente, cansada de llorar y de subir por el umbral, quedó malagradecida de un sólo por qué estaba allí y varada como un débil fantasma. Cuando su rumbo y su prefecto ademán y tan frío sólo soslayó de tal manera en hacer creer que su mundo era perfecto, y no lo era, pues, no tenía corazón, su alma había volado y para colmo tenía un llanto sin lágrimas. Cosechó más que nunca un sólo adiós y para siempre despidiéndose de esa vida y de su mente y su cruel memoria. Sólo recordaba cuando niña, cuando jugaba a la casita con las muñecas, siempre había una muñeca ebria y tomando alcohol. Su vida siempre fue inoportuna, demencial, incoherente, y hasta maltrecha en la sola soledad tragando todo en la garganta, y todo porque en su mundo no había ni existía una sombra o una penumbra de sola soledad, si así lo quería ella. Cuando a la verdad se vió como el universo negro dentro del coraje de su propio corazón, llevando la magia hacia un destino fabuloso. Y, ella, Margaret se detuvo el instante en que el juego del amor le cayó como bomba encima creyendo que era como una mujer entera y tan completa, en que creyó como el principio en ser a conciencia. Cuando en el instante se vió como el principio de un todo, observando la pena más ambigüa de un todo, cuando en el suburbio de una nada se vió atemorizada de espantos, cuando en el alma se vió como lo más esencial de un sólo todo. Cuando en la forma de mirar su espectro iluminó un instante en que se vé desierta como la soledad. Y sí, era ella Margaret, cuando en la alborada se vió suicidada y con una verdad sobre escombros inertes, si en su mundo fue sólo un fantasma más, en la cual, se vió cansada e inerte y trascendental como nunca más, cuando se tornó fría e inestable como aquella vez en que se vió como el silencio automatizando la espera de creer en un sólo suicidio, llevando inerte el deseo y más el corazón. Cuando en su alma se vió horrorizada en poder creer en el suburbio pleno y tan candescente, pero, no se hallaba frío e inestable de fríos inestables cuando en la alborada se siente como la plenitud de un por qué amarrado a la esencia de su cuerpo, pero, siendo yá y ahora un sólo fantasma cruel de su propio instinto. Cuando en su forma de ver el cielo y de amarrar a su corazón de tiempo y por más que el silencio de su alma suicidándose, sólo miró el corazón y más que eso amó a pesar de la reacción de su pobre desesperación. Cuando en su propia alma quedó como a pesar de creer en el alma viva en querer sentenciar lo que más se debe de hacer y de crear, a toda el alma devastada de fríos y de ternura como la vez aquella en amar lo que se siente más en el coraje del corazón. Si recientemente se electrizó la forma de dar con el alma a ciegas como la vez aquella en que se enfrío el comienzo de querer amar, pero, quedó en psicosis severa observando lo que en su alma llevaba. Y triturando el alma y destrozando lo que más mira y observa desde el interior de un sólo por qué desndudo de alma y de un corazón en la triste tempestad. Cuando en un sólo instante se vió un por qué tan verdadero y tan real como el ir y venir lejos de un triste porvenir, cuando en el ocaso se vé el instante en que se siente como saber que está herida, insípida o malherida, cuando en su momento se siente como el aire o como el espectro que ganó con el alma, perdiendo su cuerpo. Cuando en su momento se vió terriblemente desesperada y tan exasperada de un sólo tiempo marcando el ritmo por un sólo principio, cuando en su cuerpo, sólo presiente un mal deseo de haber convertido a su cuerpo en un fantasmagórico fantasma su cuerpo y más a su alma, desierta y tan fría como el hielo mismo. Y sin poder ser escuchada ni visible, pasó desapercibida por el tiempo y más por los ojos de todos en el mundo, en el cual, ella Margaret se vió transmutada y adversa, de un porvenir incierto, cuando se siente como el desván frío por tener cosas viejas ahí. Y salió de la casa, de su hogar más fastuoso de un hogar maldecido, hiriente y con dolores mal inconsecuentes. Y se fue Margaret transcurriendo por un sólo mal deseo, por un tiempo en que divagó en el tiempo y más aún en un mal desastre de creer en el alma queriendo correr como corre un atleta. Cuando en el inicio se sintió tan delicada como el haber sido suicida de tal forma, en el mundo y tan inmundo el que sólo le dejó una mala cicatriz en su pecho. Y, ella, Margaret la vé, y más la siente, pues, en su alma sólo la siente como el mal deseo o como la herida en su pecho dejando su regazo frío y en su sólo instante se debate una mala sensación cuando en el alma y más en el trance de la verdad se aferró a esa herida como una cicatriz yá curada y tan sanada como que había pasado un tiempo yá desde ese fatal suicidio. 

Si Margaret en ese instante se sintió malherida y por un frío devastador en el alma fría como el desconcierto de querer atrapar a su propio cuerpo en la luz oscura dejando ver su luz de fantasma cruel y de un hábil desenlace y tan álgido como la verdad de que era tan superficial como lo artificial era todo. Cuando en su mundo se fue por donde sale el sol y se vá con el ocaso, vivo y de un desastre fantasioso de creer en el alma en pureza innata como la luz que emana de ella, cuando en el desenlace de ver el cielo como la más terrible tormenta. Cuando en el alma de Margaret se aferró al desastre frío, en querer amarrar su alma a esa luz que de ella emanaba, cuando en ella crece el más cruel abismo, cuando en el alma se siente como por aquella vez se siente como el deseo en creer en el alma llena de luz. Y se vé dichosa, pero, mal varada allí mismo, donde se había suicidado de tal forma como el Judas con la soga hasta el cuello, pero, que por qué hizo tal cosas se indaga ella misma con la misma pregunta en querer amarrar el hambre a la sed de su propia alma. Y se fue de ese triste hogar cuando en su alma se fue como el viento o como el mismo aire en que socavó en las sombras perdidas de un instante en que se dedicó en fuerzas y en debilidades nuevas. Y se fue por donde sale el sol en crepúsculo o cuando se vá el sol por el mismo otero, cuando en el trance de la verdad se edificó el mismo sol como esa luz que la persigue tanto. Cuando Margaret decide marcharse lejos quedó como el instante en que el sueño fue pertinaz como el mismo mal encuentro de querer barrer el suelo con los trapos de sus vestiduras, cuando en el alma quedó como el mismo ocaso vivo y muerto a su vez. Cuando quedó como el flavo color de un rico atardecer, cuando en el alma quedó como la misma naturaleza de creer en el alma a ciegas de una sola temperatura, de dar con el silencio y el frío tan nefasto de dar con el dolor. Y sin poder recordar más su vida así quedó Margaret, cuando en su mundo quiso más de ella misma, pero, quedó maltrecha, herida, y sin más que eso quedó como el inicio de una muerte tan segura como lo es el suicidio. Cuando en su momento quedó como órbita lunar atrapando a su propio destino, pero, se fundió en el ocaso muerto un flavo color dentro del atardecer. Cuando en el convite de dar con lo artificial de un todo, cuando en el reflejo de un sol, quedó como las sombras perdidas de una verdad trascendental, como lo era ser un fantasma con el llanto sin lágrimas. Cuando en su mundo se vió Margaret fuera de lo común devastando por creer en el tiempo y más en el combate de dar en el alma una furia incierta sólo con la certeza de dar con el imperio sosegado de dar con el sol a cuestas de la verdadera luz. Si en el silencio no dió abasto sólo le quedó en el silencio de converger en una sola mala atracción. Y entre lo más amargo de un sólo todo ella siendo lo más fuerte de dar con el silencio en conocer la historia de Margaret, se reflejó en dar a conocer su vida. Sí, y era un fantasma, cuando su cuerpo yacía muerto, desde ultratumba cuando sus fuerzas se sienten tan débiles como la misma pobre espera de querer amarrar su esencia a otro mundo, cuando percibir el instante se ofreció de tal manera en hacer creer en el mal común, de un desierto efímero en numen, pero, tan letal y mortífero. Y, sí, era ella Margaret la jovencita que se había suicidado antes de que encontrara una sola salvación en el alma devastada de miedos, y pavores, si cuando en su esencia se vió observando al tiempo se halló lo más imperfecto de un todo. Cuando su forma de atraer el silencio lo halló como en la busca de obtener un sólo secreto en el alma devastada de tiempo y de seriedad suicidándose con una daga el corazón. Y se fue corriendo de allí, Margaret, cuando su forma secreta de convertir el alma en luz, se ofreció de espantos nocturnos, cuando en su alma avivó una sola espera y fue la esperanza de creer en un convenio autónomo de dar con el alma secretamente a la mala desesperación de convertir el alma en la luz desierta. Cuando su mundo hechizó la forma de dar con una sola solución y con una sola salida, si era llamado suicidio. Si dentro del comienzo de un fatl como letal suicidio, se hechizó la forma de dar con la única salida hacia la muerte tan insegura, pero, tan perfecta. Como la única salida de dar con el silencio autónomo de creer en el alma como la muerte más débil. Y así fue como la misma muerte y tan inestable, pero, la más inmensa salida, cuando se siente como el ir y venir de un lejano horizonte. Si cuando en la alborada se siente como aquella vez en que se sintió como el ave volar lejos, cuando en el cielo se siente como perpetrar un infortunio de morir bajo las sombras de la muerte o del suicidio. Y se fue de allí sin caminar sino corriendo como la más débil forma de atraer el final como un sólo imperio soslayando con llanto sin lágrimas de un cruel fantasma. Cuando en su forma de atraer en la forma de dar con el final si se convirtió en un sólo mal trance de creer en el alborada de un mal comienzo cuado se convierte en un fantasma. 



Continuará…………………………………………………………………………………………..