Sálvese quien pueda
de tanta belleza real
dónde se aman los deseos
dónde mi amor es leal.
Tu piel en mi débilmente
imperiosa, diosa celestial
dónde me veo dulcemente
en tu inocencia vegetal.
En su mirar de arcángel
suavemente me desnuda
como llegada de un ángel
con su visita a menuda.
Eres una dispersa rosa,
que sueña con ser tan mía
mi niña tierna amorosa
bésame, realidad mía.
Y arder, llegar a otros cielos
volar lejos hacia azules mares,
amarte en tus gélidos suelos
dónde eres tú mis cantares.
Mi prado de flores amarillas
mi dulce canto de sirena,
luz que brilla en mis pupilas
sobre los ojos de mi Lorena.