Leoness

Sigue siendo un extraño mundo

Sigue siendo un extraño mundo,

la luna y su blanca palidez, veo

por las rendijas de las persianas

de mi lúgubre aposento

 

La calle me abruma, me hiere ver

esa madre exasperada por su

pecho seco y arrugado, cual breva,

pues, nada sale para su hija.

 

El miserable ambiente hende mi ser

hiela mi sangre, me falta valor,

no capto qué ocurre alrededor

no es humano, es el horror.

 

Plantaciones de mostaza, flores

amarillas, campesinos delgados

como juncos, conducen los búfalos,

¡Sigue siendo un extraño mundo!