Desde más allá de las altas montañas,
donde los sentidos se tienen a flor de piel,
con los primeros fríos del otoño,
guías mis pasos hacia ti.
Al calor de unos leños encendidos,
nuestros deseos mas profundos,
amenazan con darse a conocer.
¿Quien osará acallarlos?
Pudiera la hora llegar,
y ver en tus ojos la verdad,
más todo seguiría igual,
sería una verdad que no se puede contar.
Negar lo evidente sería una maldad,
una que nos destrozaría sin piedad,
pero al volver la vista atrás ,
veremos lo que pudo ser y nunca será.
Como los árboles de hoja caduca,
que al llegar el otoño se despojan de todo su esplendor,
para volver a reverdecer en primavera,
con mayor fuerza y vigor.
Hasta la última estrofa de estos versos,
he guardado celosamente en mi interior,
la palabra mágica por todos conocida,
la que nos hace fuertes o débiles, según se mire.
No es otra que la que nace del corazón ... AMOR