Postergar los recuerdos
antes de cerrar puertas flagrantes
viajar a ciudades sin nombre
en detrimento de azahares nórdicos...
Juan no leyó un libro en su vida
al igual que David y Carmela
ellos estaban confiados a la suerte
de la vírgen de Potosí...
y en los exteriores de sus pensamientos
las bacterias ya se fermentaban junto
a sus miedos,
era toda una desgracia
paraban siempre mareados y perdidos
como todas las ciudades de Sudamerica
no sabían lo que decían o hacían
andaban como autómatas
preocupados por dinero
y se olvidaban de leer novelas universales
sus suertes estaban echadas