Si miras con penas al lánguido río
y observas sus aguas se vienen secando;
o sientes que tu alma se va marchitando
mirándote sola, repleta de hastío.
Si atisbas el cielo, sin luces sin brío,
o ves la gaviota su nido dejando;
si piensas tu sueño se va evaporando,
perdiendo su meta por rumbo sombrío.
Si miras la aurora con halo desierto,
y el lirio lo miras agónico y triste,
o ves que las rosa se encuentra marchita;
Si acaso pensaras que amor ya se ha muerto,
te digo mi niña: ¡De rojo se viste
y ofrece a la vida su esencia bendita!
Autor: Aníbal Rodríguez.