José Luis Barrientos León

Líbrame, purifícame

 

He llegado a ti para purificarme, sin dogmas ni ritos

Para despertar sin miedo,

A pesar de la negritud de la noche que me anticipa

He llegado para ser bautizado, sin catequesis ni deidades

En la pureza de tu vientre, postrado como un cielo blanco

Libre de blasfemias,

Con mis labios contorsionando sobre tu piel inocente

Como profecía de océano, inmenso, irreverente

 

He llegado con sed, en busca del agua vivificante

Como marea que asoma ingenua, mirando dentro de mi

Sumergiéndome en tus fluidos, sin miedos, sin cadenas

Sin lágrimas salobres, sin espantos

He llegado para la ablución de mi pasado

Para despertar a otro mundo, con los mismos huesos

Y con otra alma, envuelta en tus cabellos de seda

Inmerso en tu aroma como bálsamo

 

 

Líbrame, atándome a tu pecho

Líbrame, anudándome a tu deseo

Líbrame, liándome a tu latido

Para nunca volver al olvido

Al silencio de las horas

He llegado a ti, a recalar en tu orilla

Como el mar que se abandona en la arena

Naufragando en tu piel

Consagrándome a tu matriz