Una mañana, la princesa salió al camino
al lugar donde ventilaba sus desatinos,
En una pequeña loma donde habitaban
los árboles confesores de los amores perdidos.
Al centro se encontraba aquel árbol preferido,
\"El árbol de la sonrisa\" porque al viento carcajeaba
cuando de sur a norte tempestuoso era mecido.
Pero aquella mañana sus ramas habían dormido,
recostadas sobre el suelo cual tentáculos tendidos.
La princesa no encontraba modo de alcanzar su sombra
donde hasta tarde quedaba platicándole sus penas,
ella le pregunta ansiosa por lo que había sucedido
y él le responde lento con la voz entrecortada,
-Estoy triste porque noto que ya no vienes seguido,
presiento que ya tus penas se te han ido disipando
y ya no buscas mi sombra, y no extrañas suave silbo
que entre mis hojas provocan caricias de viento amigo.
Sospecho que principitos de malévola intención
tu afecto me han distraído, por eso ya no sonrío-.
La princesa sorprendida del sentir de aquel amigo,
le dijo - no pienses eso, tu sabes cuanto te estimo.
y prometo, en adelante, me tendrás bajo tu sombra
para contarte mis penas, amores y desatinos,
y así verás que te quiero, por siempre serás mi amigo-.
Y fue así, que el árbol entristecido, creyendo aquella promesa
levantó al cielo sus ramas cual alas buscando el cielo
y cobijó a la princesa con su sombra y con su silbo
y al movimiento del viento le fue acariciando el pelo.
(VOZ DE TRUENO)