Cuando el velo de la noche
extiende su negra capa,
afable la luna siempre
enciende su luz de plata.
El río que baña manso
las piedras de la aljama,
parece dormirse lento
tornando espejo sus aguas.
Y la luna que se mira,
viendo fulgor en su talla,
con un misterioso embrujo
a la bella urbe encanta:
y la nombra flor de Mayo
y sus calles engalana,
derramando por sus rejas
elenco de color y magia;
que en las noches esotéricas,
bajo su atenta mirada,
reflejada en las campanas
de esta torre ahora cristiana;
ve un halo florar de bruma
desde Medina Azahara,
con fragancias de azahar
y silueta de sultana,
impregnando de hermosura
esta Córdoba La Llana.
20 de Mayo de 2.021