Francisco 1987

Los adivinos de la calle Esperanza

Lugarteniente del temor

lindero mentiroso del rencor

se apaga mi corazón

con el humo del pecado...

desearía vivir en otro cuerpo

no enmudecer por grandes lapsos del día

desearía no descender a los infiernos cuando dormito en mi alcoba

reminiscente amanecer

labios carmesí, cabellos castaños

piel blanca, vagina jugosa

ojos color café y la boca mas sensual

de La Vía Lactea, 

no se puede creer tanta sensualidad

en una mujer

no se puede destruir planetas

con la imaginación... o si?

habrá que preguntarle a los adivinos

de la calle Esperanza