Caminé valles oscuros
contra el viento y la marea
contra aquella espesa bruma
envuelto en su cruel tiniebla.
Y la luz se iba quedando
tan tenue como una vela;
pero la esperanza estulta
mantuvo siempre firmeza
de salir siempre adelante
sin dejar de dar pelea
con la fe dentro del pecho
contra una infame pandemia
que tiñendo va de muerte
sin tapujos, sin enmienda
y los pobres van sufriendo
la terrible pestilencia.
Caminé oscuros caminos
y también largas veredas
en medio de aquellas sombras
sintiendo la carga a cuestas.
Pero manos solidarias
aplacaron mis quimeras
los temores y dolores
que la enfermedad aquejan
y la luz fue apareciendo
con aquella llama intensa
como el sol que en la mañana
resplandece en la marea
en los llanos y los prados
y también en cordilleras
que se visten de colores
al llegar la primavera.
Caminé con los pesares
de un padre cuando se quiebra
viendo en los hijos quebranto
uno a uno, como en cadena,
presagiando tantas cosas
y hasta muerte tempranera;
sumándose ingratamente
una madre verdadera
que amando mucho a sus hijos
pasó las noches en vela
cuidando la descendencia
aunque al hacerlo muriera.
Tristes momentos vividos
y sigue la primavera
mostrando su colorido
con el amor de pareja
que arriesgando hasta la vida
se quedó noches enteras
sin abandonar el nido
a pesar de estar enferma
del virus que contagioso
te pone la vida en pena.
Pero muchas oraciones
se juntaron como estrellas
que llegaron hasta el cielo
de una forma muy fraterna
donde Dios fue bondadoso
y a nadie obligo que crea
porque describo en los versos
la congoja que atraviesa
golpeando las entrañas
y machacando las penas
sintiendo llegar la noche
lúgubre por ser eterna,
pero los rayos brillaron
en las miradas serenas
en el pasado noviembre
en una mañana fresca
con la brisa acariciando
la vida desde las sierras.
La vida pende de un hilo
porque siempre es pasajera
vuela y vuela libremente
cayendo como hoja seca
vibrando al compás del viento
cayendo en la polvareda
y el tiempo con sus recuerdos
el alma vuelven estrecha
porque el sentimiento llora
con sus gotas como perlas
que se anidan y florecen
recorriendo las veredas
que anduvieron nuestros pasos
que han dejado muchas huellas.
¡Despedirse nunca es fácil,
cuando a la vida te aferras!
Pero salimos avante
del peligro y la tristeza
teniendo siempre esperanza
y la fe como trinchera.
Solo el amor solidario
te salva. ¡Es la moraleja!