Inicio de diciembre.
Frío inicio en un día solitario.
Se suponía que hoy te vería,
Y te besaría los labios sabor vino agrio.
Tenía el triste presentimiento
De que todo era pura felicidad:
Que la belleza dentro de nosotros
Tenía fecha de caducidad.
El primer día de diciembre,
El primer día de estar lejos.
Estoy tan sola como el frío,
Como diciembre y su nacimiento sufrido.
No me encuentro entre tus brazos,
Y a esta hora, en un ayer,
Estuviéramos juntos si hubieras venido.
Soy náufraga de ti y de tu amor.
De tus certeras mentiras.
De promesas irrompibles
Tan fuertes como el vidrio mismo.
Con todas mis vidas,
Con más de cien días,
Con casi un año de nosotros,
Recuerdo lo que tanto anhelo olvidar.
Hace horas pudimos estar juntos.
Pero solo soy un ángel sin respuestas.
Ahora debería estar respirando tu cuello,
Con mi cara perfectamente encajada en él.
Siempre decimos que me amoldo a ti.
Mis formas, mis caderas, mis espacios.
Pienso: Mi yo también.
Días sonámbula,
El primer día de diciembre
Donde duermo y sueño durante días
Y solo han pasado minutos;
Cuando duermo y sueño para olvidar
Y solo han sido silencios diminutos.
¿Por qué permito que me hieras una y otra vez?
¿Por qué no me largo de una puta vez?
¿Estoy viviendo solo de los momentos de ensueño
En los que sigues con la guitarra entre tus manos?
¿Qué acaso no pasa el tiempo en mi memoria,
Y solo te veo sonriendo mientras nos vivamos?
Esperé por ti
En una verde frialdad
Con un alma azul que te adora
Y tú con un rojo que nunca se enfría.
Caliente y sollozante,
Etéreo y apasionante.
Eres la vela ardiente
Que quema mi piel todos los días.
Estoy cansada de darte todo,
Solo me llena de tristeza.
Como si nada valiera la pena,
Vienes y hiere mi pureza.
Me arrancas como pétalos de una flor,
Hoy en día, blanca y marchita.
En una cama de placentero olor,
Desearía ser yo quien se desquita.
Hay un silencio en las cosas que nos decimos,
Y es lo que pretendemos ocultarnos.
Son verdades que salen a flote
Cuando nos olvidamos cómo amarnos.
Eres ruido blanco que aparece
Y en medio de mi mente se desvanece.
Te quedas atrapado en mis raíces
Sin saber cómo mi yo te pertenece.
De qué me sirve mirarme en el espejo de noche,
Si tan solo veo la sombra de una mujer
Que aparenta ser feliz
Con tal de que su hombre la note.
Soy como una fruta ácida que nace al norte,
Y tú eres el fuego que incendia mis cultivos.
Sé bien que no te necesito,
Pero te quiero conmigo.