Me fui de mí por un momento,
me fui a encontrarme con mis dudas,
sin atinar a mi impaciencia,
y tomé por el atajo del despecho…
en un viaje a lo perpetuo,
deshojando penitencias,
esquivando mis pecados,
intentando encubrir a mis defectos.
Mirando al frente me perdí en la incertidumbre…
evitando regresar por los recuerdos.
Hui de todo lo que empaña mi existencia…
arrastrando la cadena de mis culpas…
que esclavizan mi destino.
No quería acordarme de más nada.
Borré de mi alma emociones del pasado…
sentimientos disgustados,
un sinfín de latidos deprimidos.
Me fui muy lejos donde ya no había sueños,
donde todo parecía un espejismo de delirios,
a un oasis erigido del insomnio.
Allá llegué casi vacío,
desalentado por lo impío de mis actos.
Y aquí estoy intentando redimirme…
empezando otra vez …
avergonzado de mis miedos…
y aferrado de un “quizá”,
con un manojo de esperanzas que subsisten,
y un “tal vez” que, aunque distante…
aún me tiene suspendido…
intentando renovar la utopía de emerger de las tinieblas…
y renacer en los suspiros de la aurora…
como obra de un milagro.