Prendado estoy de sus ojos
como bromelia en flor
que disfruta cada gota de lluvia
y cada rallito de sol.
Como la abeja se acerca
a su atracción melífera
así mi corazón anhela
Aprehender su aurífera mirada.
Si me adentro en su mirar
pierdo la razón y el equilibrio
porque, como el mar, es tan profunda
que si salvarme quiero
hundido estoy y en ella muero.
Si paso el humbral de su mirada
gano una esquinita de cielo,
la seguridad del suelo que piso
y aire clarito para respirar
Escudriñar su mirada
alguna posibilidad me regala
de manifestarle mi amor
y arder como leña seca
como alma frente a Dios.
No quiero salvarme de sus ojos
escaparme del hechizo
de la ternura
y divinidad que tienen.
No, no quiero correr de su mirada,
deseo que sean mi ventana,
mi hálito de vida,
mis aguas apacibles
y mis torbellinos.
En sus ojos la busco
y me encuentro,
me miran y me desarman,
me levantan, me empujan,
son preguntas
y retos,
horizontes,
verdades,
enredos,
calma.
Rendido estoy ante sus ojos
hechicera de mis días,
noches
y sueños.