Caen los días
y pasan las jornadas
sin darnos cuenta.
Hay muchos nervios,
el tiempo, impredecible,
tampoco ayuda.
Quería verte,
charlar un largo rato,
mirar tus ojos.
Pero en tu casa
hay sombras y silencio
por los rincones.
Nada se mueve,
incluso las ventanas
están cerradas.
Esto me extraña.
y pienso si has salido
a algún recado.
No tengas miedo,
me digo en un susurro,
vendrá enseguida.
Pasa la tarde,
se van las golondrinas
con el verano.
Y mientras tanto,
yo cuento los minutos
que nos separan.
Porque vendrás,
me dicen los latidos
del corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/09/21