¡Yo quiero ser presidente!
dar fin a la corrupción,
gobernando esta nación,
con sueldo pobre y decente.
No quiero ser prepotente
ni tener una mansión,
acabare la inflación
porque mi boca no miente.
Mejor me quedo callado
para no meter la pata,
espero ser elegido
y no quedar rezagado,
ni tratado como rata
o como un gil presumido.
El Transantiago nació
y el desastre ahí quedó;
ahora a sacar las patitas.
Jaime Correa
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