Mi corazón albo, colmado de ternura
Entregándose en tu ser
Con mis manos contemplativas de tu piel
Erizando el vello, estrujando el alma
Vidriando la mirada, con lluvias detenidas en mis ojos
Y soledades abandonadas
Que se apagan en silencios
Ternuras afónicas, ahogadas en tu cutis
Recorriendo tu figura por el camino del deseo
Descendiendo de tus montes,
En la cima de tus anhelos
Hasta descender a tus praderas de extravío
Donde germinó y existo
Ternuras inocentes, como muecas de niños
De silencios eternos interrumpidos por besos
Que llaman, vociferan, estremeciendo los horizontes
Con gemidos como cantos que inundan de dulzura
Interrogando a mis dedos
Que memorizan tu figura
Penetrando tu alma