Raiza N. Jiménez E.

Mi Regalo.-

Hoy, cumplo años y rezo agradecida, por tener tanto.

Nunca pensé que, a esta edad, aquí aún me encontrara.

Vivo en un país borrascoso y ausente de sus cantos.

Estoy acá, cantándome; como antes, a otros cantará.

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Hoy evocando a Whitman, decidí cantarme a mí misma

y a la frase de mi madre: “No llores si no estás sola”.

Razón tenía ella, ya que los poetas, nos dan su carisma.

Unos cantan desde la soledad de su alma y sin fonola.

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Ellos lloran sus desencantos y si no hay versos mueren.

Ser poeta, no es asunto fácil, se te escurren los dolores,

y ya no piensas, solo escuchas, lo que muchos sugieren.

Anima ver emerger el arcoíris y sus fulgurantes colores.

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El poeta como el payaso, ríe, siente, sufre y vuelve a reír.

El fisgón incauto, lo mira alegre y glorifica su contentura.

Nadie ve su atisbo triste, si le viera el alma, habría de huir.

La vida tiene recompensas y momentos de feliz aventura.

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En horas de mengua, dicen los sabios: echa mano del ayer.

Mucha razón tienen, esos que corean qué: recordar es vivir.

Hoy me celebro, y en lo bueno y en lo malo, no me reclamo.

Todos los días del ayer y del hoy, son prácticas del renacer.

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¡No había pensado en escribirme o cantarme a mí misma,

hoy consciente de esta fortuna de vivir, el soñar me abisma.