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Carta para Raúl, solo para él

Pienso en [pausa de veintisiete segundos]. Ya sabes en lo que pienso, 

no hace falta recalcarlo (mentira: no lo has sabías, no lo sabes y nunca lo sabrás). Te lo voy a decir. Pienso en ti, en el bien y en el mal. En lo que me hace reír y en lo que me hace llorar. En las ganas que tengo ahora mismo de vomitar (te) y en comerte la boca… poco a poco, acariciando lentamente tus encías con mis dientes (costumbre doliente). 

¿Sabes? Siempre supe que esto no funcionaría. Que verte en tiempos de lluvia nos empapaba aún más: el zumo de piña, el agua salada marina de nuestros ojos, el maracuyá, el ramen de pacotilla, … la salsa de yogur (y blanca). Es una mierda. No volveré a estar empapada de todos esos recuerdos. Y duele, aunque todavía no se hayan acabado. Y quema (mi mirada esquiva sin paraguas). E ignoro tu camiseta: ese intenso aroma a ti (porqué me da rabia no sentir lo mismo al olerla).

Quisiera volcar como una grúa todo el agridulce barro que hemos formado, a base de mi falta de comunicación y tu impotencia. ¿Sabes? Quisiera volver a los blanditos abrazos que me brindabas mientras caía en tu infinito pecho granate. Agarrar con delicadeza tus manos agrietadas y ponerles cremita para que estuvieran mejor. Observar detenidamente tus delgadas piernas tejanas, el nudo de tus bambas y el que tengo en mi garganta.

Las lágrimas empiezan a derramarse, y yo en el limbo. Mentira, no sé dónde mierdas estoy. Me he perdido. ¿Sabes por qué no estoy contigo en la playa jugando con una red? ¿Por qué ya no estoy en un autobús rumbo a tu corazón? No lo entiendo. Joder, TE QUIERO. TE QUIERO COMO NUNCA HE QUERIDO A NINGUNA OTRA PERSONA. ¡¿LO ENTIENDES?! Yo no, yo no lo entiendo. Todo el dolor que siento, toda la cascada salada que acabo de liberar equivale al amor que siento por tus ojos. A las veces que me he visto reflejada en tu iris (“Aiii mira, me veo”, “Yo también, jeje”).

Quiero pasear por las orillas de la vida de tu mano ya untadas de crema hidratante. Yo ya estaré sana, y ambos nos amaremos como nunca antes lo hicimos. Mi lágrima sabe que todo esto es dudable, por eso asoma. 

Con todo esto quiero transmitirte todo lo que te (nos) deseo. Sé que es difícil mantener esto en pie, lo sé muy bien, al pie de la letra. Pero también sé que este amor puede esperar sin quedar marchitado. Sé que si lo dejamos descansar por un tiempo sanará. No sé con certeza si mis palabras son francas, y no quiero cometer otro error. [Se relajan las lágrimas]. Perdón, aunque tal vez no estés de acuerdo con mis disculpas.