De tus ingles ha brotado
el señuelo de lo virginal
provocando en mí, ansiado,
inmoderado deseo carnal
Tus ardientes deseos sujetan
mi libertad, pues investigo
las coordenadas que levitan
mis audacias, acotadas al castigo
Su calor contagia mi cerebro
recorro sus largas piernas, ella
me atrae y apremia, doncella,
mi plenitud física concentro
Esa alarma renueva mi valor
despierta impulso vehemente
acaricio sus senos, sorprendente,
sus labios me recorren, es furor.
Suspira mi virilidad, creciente
la rigidez y penetra la ingravidez,
sensación extrema, exorcizante,
en ambos, el comienzo… ¡y otra vez!