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¡Mirad!, como camina pinturera,
dibujando compases prolongados
que piden atención; luego a puñados,
quedarán los suspiros en la acera.
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De blanca piel y negra cabellera;
mejillas prisioneras de rosados
colores, y los ojos liberados,
expuestos a la vista de cualquiera.
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Incluso el Sol, desea ser su amante
de todo corazón, en pos del viento
y un vaivén de caderas que trastoca.
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¡Mirad, mirad, mirad!, cualquier instante,
de todo lo que ocurra en el momento
en que mis versos… lleguen a su boca.
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Poema :Ramón Bonachí