Hermoso ramo de rosas
me trajiste esta mañana
y si bien tu sonreías
yo con odio las miraba.
Ya se escuchan repetidas
tus disculpas y artimañas
¿Qué creías que yo haría,
abrazarte y olvidarlas?
No me traigas flores muertas
no las quiero, yo estoy viva.
No incrementes mis heridas
que con mentiras despiertas.
Ya no creo en tus promesas
de una vida compartida,
son tus idas y venidas
lo mismo que flores muertas.
¡Vas a dejarla!, proclamas,
pero te faltan agallas.
Y como flores marchitas,
que pronto habré de tirarlas,
hoy escucho tus palabras
y te doy la despedida.