Iván González Martínez

Tristeza

Neruda podía escribir


Los versos más tristes esa noche.


Hoy, yo también puedo.


De hecho, puedo inundar con lágrimas


El colosal vacío


Que quedó entre los dos,


Al menos, la mitad, mi mitad.


Puedo jugar al silencio durante siglos.


Ya no hay palabras, ni sintagmas.


Ya no hay sujetos, ni predicados.


No hay oraciones.


La coherencia, la cohesión, la sintaxis


Se marcharon contigo.


De adorno está mi boca.


Puedo abrazar mi almohada


En busca de lo inversamente proporcional


Aunque directamente proporcional


Sea el resultado.


Puedo ser la envidia


De las más fieles estatuas.


No me muevo,


No parpadeo,


No respiro,


No canto,


No lloro,


No hablo,


No existo.


Congelo mi vida


Para solo de esa maldita forma


Esquivar mi realidad sin ti.