Yo me suelo enamorar
del amor y su rareza
y venero la pureza
de unos ojos al mirar.
Como nací para amar
de la mujer su grandeza;
yo me suelo enamorar
del amor y su rareza.
Mi vida ha sido soñar
de las damas su belleza;
y embriagado en su tibieza,
y sin poderlo evitar,
¡yo me suelo enamorar!
Autor: Aníbal Rodríguez.