Y todo comenzó en tu espalda,
una descarga eléctrica
desde las terminales nerviosas
de mis dedos, forjaron la duda
en tus ganas de un más allá,
luego ese abrazo sin espacio
sin piel siquiera formando una
sola, tus ojos sutiles, se elevan
buscando inspiración, dejan
a mí merced tu cuello erguido,
ruta abierta al paso de mi pulgar,
que dibuja pasiones en él,
mientras una devoradora boca
acalla tu gemir, en húmedo
contacto de lenguas en disputa,
se irgue mientras tanto todo
en nosotros, pezones como roca
son golpeados por olas de mi mar
rebelde, descontrolado, tus piernas
que se abren lentamente, dejan
a la intemperie la profunda pasión,
caverna, invernadero para mí sexo
en busca de caluroso refugio,
tu genital rígido, punzante,
me cobija, mientras mi glande
erosiona en tí, tu rostro se distiende
en profundo grito que afirma un ¡Si!
cortito, repetido, apacible, sereno,
despreocupado ahora ya silenciado...