Durante más de cuatro meses
26 de junio del presente año. Mi urólogo diagnostica que debo ser operado de próstata. En su momento. En principio debo colocar sonda. En esta fecha ella es colocada. Un impacto sorpresivo. Me era imposible despedir… La sonda ha sido una solución para que pudiese. Sin ella era imposible. La decisión del médico ha sido acertada. Pero la verdad es que ésta complicó mi existencia. Pero no pensé que tendría que estar con ella durante más de cuatro meses. El médico me hacía cambiar la sonda cada dos semanas. Ésta varias veces se abría en su base. E inmediatamente tenía que ir al sanatorio para que me colocasen una nueva sonda.
Debía tomar urgente un taxi para que me atendiesen en sala de guardia.
Llevar ésta complicó mi existir. Pero lo acepté. Estaba consciente que ella era una solución a mi padecimiento. Soy adicto a bañarme diariamente. Hacerlo mucho demoraba, puesto que tenía temor de que la sonda se saliese de su lugar…
El médico tuvo en esos días el maldito coronavirus. Por éste, su manera de comportarse cambió. Me trataba como si yo fuese un niño. O un anciano de cien años. Y la verdad es que esto no me agradaba en absoluto. Me bancaba su proceder. Hasta que un día renuncié a su atención. Cambié de profesional. Un urólogo de excelente trato con sus pacientes. Que es lo que corresponde. En principio, me hizo cambiar la sonda, colocando una siliconada, la cual pude usarse hasta por cuarenta y cinco días. Pensar que la otra su duración era sólo dos semanas…
Estuve en tratamiento con este médico desde principios de septiembre. Me indicó que tomase diariamente tres litros de agua. Este fue el motivo por el cual tantas veces despedía líquido, para mi gran conveniencia… Unido a la existencia de la nueva sonda. Por suerte. Tuve que tomar un comprimido diario. Y esperar el momento de la decisión del médico para operarme.
Éste llegó. Le comenté que en verdad tenía miedo, mucho miedo. Me respondió que era lógico. Que él sabía que soy un ser católico y creyente. No estaba equivocado. Pero el temor existía… Me comunicó la fecha de operación. Fue el primero de Noviembre. Día de todos los Santos.
A primera hora de la mañana, estuve en sanatorio. Me prepararon para operar.
Me llevaban a sala de cirugía. Recé. Pedí a Jesús me acompañe. Él siempre presente en mí.
La operación duró alrededor de tres horas. Me anestesiaron. No total. Escuchaba todo lo que entre ellos hablaban. Nada sentía en la operación en sí. No hubo corte. Fue una operación bipolar. Similar a la de láser.
Después de ella, me condujeron a habitación. Éramos en ella dos pacientes. Cuando a la tarde me visitó el médico, me comentó que se sorprendió al ver en mí tanta paz y serenidad al entrar en sala de operación. Me comentó que esto fue debido a mi gran FE. No estaba equivocado. Así fue. La operación ha sido todo un éxito. En un cien por ciento. Las prodigiosas manos mágicas del urólogo y sus colaboradores estuvieron presentes.
Estuve internado hasta el día 4. Más de tres días. En el cual regresé a mi hogar. Acompañado por mi santa hermana. La cual durante todo este tiempo se ha comportado como lo que es…
Sangre de mi sangre. Al fin estoy liberado de tanto padecimiento pasado. Dios estuvo presente en las manos del médico. Durante más de cuatro meses, sufrí. Ya todo ha pasado.
Aunque, he tenido que ir al nefrólogo para el tratamiento renal.
Ayer me entregaron resultado de análisis. Veo en él que todo favorable ha salido.
Cuando el próximo día 9 del presente me presente ante nefrólogo, deduzco que ha de estar contento de los resultados. Como nosotros, los Ocanto. Dará su fallo, su sugerida dieta…
Todavía por indicación del urólogo, debo continuar tomando tres litros de agua diarios, hasta fines de año. Después han de ser dos litros…
ME SIENTO MUY FELIZ.
Hugo Emilio Ocanto
4/12/2021
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