Quiero verte de nuevo al nacer, sentir tu risa erizarme la piel y en el abrir de tus ojos contar los segundos en que iluminas el mundo con tu amanecer.
Que la inocencia atrape el corazón de mi mano, cuando el corazón compruebe, porque la otra al pecho sujeta, si aún siendo manita pequeña, hasta aprieta y todavía abarca a abrazarlo.
Que con brisas del alma, hagas burbujas del color de las nubes y espuma con las olas del mar, cuando te quedas dormido después de tanto comer y los Ángeles divinos te vienen a ver.
Que sonrías y te rías cuando la luz del Ángel de ley te susurre al oído, lo hermoso que eres cuando el sueño te vuelve a vencer.
Que pongas nombre a la voz, si alguna inquietud te despierta, cuando una nana te cante para que te duermas, que un carrusel de ilusiones acompañe tus ensueños y sueñes con ser el superhéroe con capa que llevas dentro.
Y así con tus ojos negros cerrados, descubras la cara en que asientas, la silueta que pega con la voz, al aroma en brazos del cuello en que duermes.
Quiero verte de nuevo al nacer, caminar en tu arcoiris de atardecer, cuando cierras los ojos, el sol se despide y la lluvia convierte tu arco del cielo en pastel y revelar en el último trozo, el tesoro que jamás en mi vida pensé, que llegaría a obtener.
Que viniste al mundo siendo completo y cuando pidiendo atención a la frescura que tú mirada refleja, el brillo seremos en confianza y franqueza.
Que la vida es bonita porque es vida, cuando disfrutes de sus bellos rasgos y exista la curiosidad en que aprendas y seas amado.
Que tu capacidad de asombro e imaginación sea de admirable y limpia maravillosa ilusión, porque en tu mundo de diversión, todo tiene siempre solución.
Que vivas, llores riendo y rías llorando, cuando vueles como el pájaro que nunca quiso tener los pies en la tierra, porque el mundo es mucho más hermoso, si le das la vuelta y lo miras desde arriba.
Y así de simple es la filosofía y la verdad de la vida, donde la única esperanza de crecer como ser humano, es que me lleves contigo dentro.
Quiero verte de nuevo al nacer, sentir tu risa erizarme la piel y en el abrir de tus ojos contar los segundos en que iluminas el mundo con tu amanecer.
Aitor Duarte Fernández