¡Anda, vamos, dispara!
que mis sueños no se mueren con las balas.
¡Anda, vamos, te espero!
que mi pecho ya es más duro que el acero.
No me hieren tus palabras asesinas
hiel destilan, mas ya me he vuelto inmune;
y a pesar de la tierra que nos une
tú estás oculto, detrás de las cortinas.
Eres cobarde, y nunca das la cara,
mueres de celos, la envidia te acongoja
y en la nada tu letra se deshoja
y en lo absurdo tu guerra se declara.
¡Anda, vamos, qué esperas!
en tu soberbia, rendida me quisieras.
No me mueve ni un ápice tu sorna
si en la locura, tu lengua se trastorna.
Viertes veneno ¡qué sabes de emociones!
vas a hurtadillas, te pierdes en rincones.
Vives del odio, ¡por Dios! me causas pena,
ya en tu jactancia dictaste tu condena.
¡Anda, vamos aprende!
¡Que esta mujer ¡solita se defiende!