Las voces de mis niñas cerca mío
me llenan de alegría, los momentos.
Despiertan los variados sentimientos
perfuman al brillar, dorada luz.
Mi vida gira entonces reflejada
en una calesita de la infancia.
Perdidos los jazmines, la fragancia
la guardo entre mi pecho como cruz.
Si escucho risas, cierto, es más sublime
transitar el ansiado jubileo.
Las joyas tan perfectas que poseo
me dan mucha energía, más que el sol.
Intactas me remiten a un recuerdo.
La mayor, a mis días de princesa
conversa con sus ojos, se interesa.
Su mirada y carita de arrebol.
Las dos pequeñas niñas son inquietas.
Retumban las paredes con sus risas...
Si corren tan felices con la brisa
ya sus ropas manchadas con furor.
El niño, con sus ojos, es mi tiempo
¿Será su Ángel guardando la confianza?
Su nombre si me atrapa en la añoranza
de madre, con sonrisa y esplendor. -
Amalia Lateano