Aquella belleza, ¡como tu amor!,
sutil exótica, alterada, incierta,
voluptuosa transgénica, velada,
morbosa espontaneidad, despojada.
El amor que experimentaba, ladino,
había sucumbido al malicioso eco,
de tus rocambolescos desafíos
de frívolos resortes vagabundos.
Nuestro amor inoculaba despiadado,
la malvada galerna azuzaba sentidos,
tormentosas noches fogosas osaban,
y los desnudos cuerpos se devoraban
Éramos dragones desbocados,
sudorosos, hambrientos alocados,
fatigosos y juntos insaciables,
poderosos ritos abominables
Ahora seguimos deseando, furtivos,
más vivos obstáculos engendrados,
barreras infranqueables y marginales,
¡algún día, provocaremos bacanales!