En esta tarde lluviosa
ante el llanto en mi ventana,
llega la nostalgia a mi alma
al recordar su derrota;
ella se entregó, qué loca,
a una fugaz esperanza,
que sólo fue sombra fatua,
que por amor se condona;
sin embargo aquel momento
quedó como algo presente
gozo que se volvió eterno
por esa dicha que siempre
recordaré como fuente
de un gran amor que no muere...